Parece existir una frecuente oleada de mensajes psíquicos que, supuestamente, provienen de El Tibetano. Donde quiera que aparezcan estos “mensajes o enseñanzas”, se forma un pequeño grupo. […] Muchos de estos grupos reciben enseñanza totalmente inofensiva, particularmente durante las primeras etapas. Pero esto, en realidad, es un mal sustituto de los treinta años de enseñanza plasmada en los veinticuatro libros disponibles. Es más fácil obtener comunicaciones especiales a modo de retazos que estudiar seriamente los libros. […] El Tibetano no trabaja de esta manera. También lo niega el sentido común. Él, es un poderoso ejecutivo espiritual. […] Él, no se ocupa de ésto. Ha dicho que cuando termine su tarea prescrita con Alice A. Bailey, el resto del Siglo XX debe ser dedicado a reconstruir el santuario de la vida humana… Foster Bailey dice que en “La Exteriorización de la Jerarquía” de A.A.B. El Tibetano esclarece el origen de los mensajes porque en realidad se dan y las enseñanzas se presentan.
[N. del Ed.: Con la salvedad anunciada en Astrología Esotérica: “En el próximo siglo y a comienzos del mismo, vendrá un iniciado que continuará esa enseñanza y lo hará bajo la misma égida, porque mi tarea no ha terminado y esta serie de tratados que vinculan el conocimiento materialista del hombre con la ciencia de los iniciados, tiene aún otra faceta que recorrer.” – AAB/DK. AE.]
La forma mental de El Tibetano creada –automáticamente, por sus devotos seguidores no es algo insignificante, y existe más de una. Cuando un sensitivo entre en contacto con tal forma mental en el plano astral reconoce una pequeña cualidad de vibración análoga. He aquí la confusión. Pero el espejismo en las “comunicaciones” engendra avidez por ser identificado con privilegios, destino e importancia especiales. Muchos participantes pretenden ser sagaces y discriminativos, pero no quieren enfrentar las cosas ni dejar de ser “personas especiales”.
Muchas de las formas mentales de El Tibetano fueron creadas cuando trabajaba con Alice A. Bailey, pero el proceso continúa debido a la creciente disponibilidad de su enseñanza a través de los libros publicados y debido a su asombroso poder.
La conducta de El Tibetano en relación con estos cascarones astrales o formas mentales está clara. No los usa ni los ha usado nunca. Lo que nosotros creamos en el plano astral, debemos deshacerlo por nosotros mismos. El Tibetano deja a estas formas mentales ser lo que son. Si les prestamos atención es nuestro asunto ya que somos nosotros quienes las hemos creado.
Sin embargo, ha habido una particular excepción. Hace algunos años un devoto de la llamada “Logia Negra” tomó posesión de una poderosa forma mental astral de el Tibetano. Esto sucedió en Francia y contribuyó a hacer mucho daño. Si hubiera continuado un poco más, habría surgido la máscara física del El Tibetano. Por lo tanto, el Tibetano destruyó esta particular forma mental de sí mismo, y quien la usaba fracasó. Este es un caso excepcional, de interés para nosotros que tratamos de separar lo real de lo irreal, en el campo de las experiencias psíquicas, que causan tanta confusión.
“Quienes se preparan para la segunda iniciación deben demostrar que se han liberado de la esclavitud de las ideas, de la reacción fanática a cualquier verdad o dirigente espiritual, y del dominio ejercido por su aspiración”. […] Numerosos devotos sinceros y aspirantes promisorios se preocupan tanto por la forma y su disciplina, que no tienen tiempo para dedicarse a la expansión del alma. Es tan intenso el interés por sus reacciones a la disciplina autoimpuesta y su capacidad por ajustarse o no ella, que las verdades espirituales que tratan de penetrar en sus corazones no pueden hacerlo.
– AAB/DK. RI, pp. 114-115.
Foster Bailey