Extractos del Cap. 5 de Estudios Selectos sobre la Doctrina Secreta
con algunas citas de VBA y otros agregados.
Todo en la naturaleza se deriva de la materia primordial modificada por la «incubación» del Espíritu de Dios. Este es el elemento uno del cual surgieron los otros seis elementos cósmicos que no son sino «las modificaciones y los aspectos del Elemento Uno y Único»: «Esta sustancia primordial se dice que contiene dentro de sí la esencia de todo aquello que constituirá al hombre; contiene no sólo todos los elementos de su ser físico, sino incluso el “aliento vital” en sí mismo en un estado latente, listo para ser despertado. Esto, que deriva de la “incubación” del Espíritu de Dios sobre la superficie de las aguas es el caos; de hecho, esta sustancia es el caos en sí misma. De ahí que Paracelso decía poder hacer sus “homunculi”; y es por ello que Tales, el gran filósofo natural, sostuvo que el agua era el principio de todas las cosas en la naturaleza».
Este elemento uno es el «alkahest» de los Alquimistas, el solvente universal, el oro puro que también llamaron el menstruum universale, del cual todas las cosas surgieron, al cual todas retornarán y que «posee la capacidad de quitar todas las semillas de enfermedad del cuerpo humano, de renovar la juventud y de prolongar la vida». Esto es el «todo en todos», hecho «de los siete rayos que más tarde se convertirán en los siete Principios de la Naturaleza», y que finalmente serán «los Elementos o esencias originales, las diferenciaciones básicas sobre las que (y a partir de las cuales) todas las cosas son hechas. . . los siete aspectos fundamentales de la Realidad Una Universal en el Kosmos y el hombre».
De manera que, cuando hablamos de los elementos de la naturaleza o simplemente cuando hablamos de magia, podemos decir que es la característica del mago controlar los cuatro elementos, y transmutar los metales no es más, —para los alquimistas perfectos—que una manera de dominar los cuatro elementos, el fuego, porque a través del fuego y del aire que aventa al fuego, la tierra se convierte en aire, y el aire se convierte en agua, y el agua se puede transformar en aire, ¿por qué? porque todos en esencia están regidos por un elemento primordial, un elemento al cual los esoteristas, los magos y los alquimistas de todos los tiempos denominan el Alkahest, la sustancia primordial mediante la cual el espacio se convierte en centro de creación y permite la creación de todas las cosas, y vamos avanzando, porque con el dominio que adquiere el mago se desarrollan lo que llamamos facultades psíquicas, la clariaudiencia, la clarividencia, la psicometría, la telepatía, el contacto concreto, correcto y perfecto con los reinos superiores, para convertir al hombre en un Dios aquí en la Tierra. – MOP: El Mago y el control de los cuatro elementos
Un ideograma del Siglo XVII que representa el Arte de la Alquimia. Este símbolo muestra la influencia del misticísmo geométrico Pitagórico. También puede ser percibido como un símbolo de los cuatro elementos combinados, formado por el Agua como el c írculo interior pequeño, la Tierra como el cuadrado, el Fuego como el triángulo, y el Aire como el círculo externo.
Los siete elementos cósmicos son, del más sutil al más denso, Akasha (a veces llamado Aether), Agua (el Alma del Mundo o, más exactamente, su parte más elevada), Éther (escrito a menudo Aether), Fuego, Aire, Agua (la parte más inferior del Alma del Mundo) y Tierra. Los tres primeros corresponden a los tres planos superiores, arupa o sin forma, del cosmos, mientras que los cuatro últimos —llamados a veces los cuatro puntos cardinales— se corresponden con los cuatro planos rupa inferiores.
Esta explicación [sobre los sísmos, terremotos y maremotos] aparecerá como muy ingeniosa o quizá como muy pueril al rígido análisis intelectual, pero sobre la misma habrá que tenerse en cuenta que el proceso de la investigación oculta que estamos realizando es seguido “muy científicamente”, utilizando capacidades de visión mucho más sutiles que las corrientes. Ellas nos permiten descubrir y analizar el trabajo que realizan en los éteres aquellas invisibles entidades dévicas cuya vida y actividades constituyen lo que corrientemente definimos como “los cuatroelementos naturales”, es decir, el aire, el fuego, el agua y la tierra, sintetizados —-como esotéricamente se sabe—- en el ETER, cuya esencia lo llena todo. Ahora bien, todos sabemos de los cuatro elementos naturales que entran en la composición de todas las formas conocidas, incluida la que abarca la potente estructura del Universo, pero sólo el estudio oculto de la estructuración dévica de las formas puede deparar una comprensión realmente clara, científica y determinante del proceso místico de la Creación. Los Angeles, en todas sus expresiones, no olvidemos este detalle esencial, son “Fuego Eléctrico” en actividad etérica. Esta afirmación implica la idea de que “Ellos gobiernan la substancia” en todos sus posibles estados, desde la que constituye el más pesado elemento químico a la más sutil expresión de la vida espiritual. De ahí su misteriosa capacidad de Síntesis. – EDF, p. 205
Cada uno de estos elementos es septenario, porque existe no sólo en el plano cósmico que particularmente corresponde a él sino también en los otros seis. Por ejemplo, el cuarto elemento, Fuego, «es un compuesto septenario del cual la fracción superior es espíritu puro. Como lo vemos en nuestro globo es en su estado más burdo, en su condición más material. . . ». Los principios cósmicos están por lo tanto en todas partes. Esto explica la declaración de que el quinto elemento, Éther, «llegará a ser visible en el Aire hacia el final de la Cuarta Ronda, para reinar soberano sobre los otros durante toda la Quinta» y que, «comenzando en la quinta raza-raíz, se desarrollará plenamente sólo al final de la quinta ronda». Mientras que el Éther que es el elemento correspondiente al tercer plano del cosmos, se manifestará en nuestro mundo físico, en cierto período muy distante, apenas como ahora el elemento del cuarto plano aparece en la tierra bajo la forma de fuego. Entonces el fuego no será más el primer elemento en nuestro mundo. Pues de hecho es el primer elemento «solamente en el universo visible». Por otra parte, el Éther en sí mismo será destronado durante las últimas Rondas de nuestra Cadena terrestre. Los dos primeros elementos están en el presente «absolutamente más allá de la percepción humana» sin embargo «aparecerán como representaciones durante las Sexta y Séptima Razas» de la presente Ronda «y serán plenamente conocidos en la Sexta y Séptima Rondas respectivamente».
Los 4 elementos de la naturaleza que constituyen el campo gravitatorio de la sustancia y al propio tiempo el depósito de donde extraemos la materia para construir nuestros cuerpos, no es sino éter en distintas frecuencias vibratorias. Pero al hablar de los elementos de la naturaleza debemos tener en cuenta que cada elemento, sea la tierra, el agua, el fuego o el aire, no son simplemente fórmulas químicas sino que son entidades: la entidad agua, la entidad tierra, la entidad espacio que lo llena todo, debe hacernos reflexionar sobre la naturaleza mediante la cual nos estamos manifestando. […]
De manera que cuando hablamos del Akasha o de la Memoria Cósmica, estamos hablando también de éter, éter a diferentes frecuencias evolutivas o vibratorias, hasta llegar a un punto en el cual se entrefunden todas las fuerzas, todas las energías, todos los temperamentos y todas las fuerzas elementales que con su actividad dan vida a los 4 elementos. Se nos dice que el mago debe controlar a través de sus vehículos los 4 elementos que constituyen la parte densa del plano físico: de la tierra, del agua, del fuego y del aire, que todos podemos percibir a través de los 5 sentidos mediante los cuales nos ponemos en comunicación con lo exterior a nosotros. Pero, hay también la gran ley de analogía hermética, mediante la cual, y con la ayuda de la Cábala podemos también inferir, por analogía o deducción lógica en muchos casos, que no podemos separar los 4 elementos de los 4 pétalos que constituyen el chakra Muladhara, que no es solamente el asiento de Kundalini, sino que es también el asiento del destino humano. – MOP: El Mago y el control de los cuatro elementos
Los siete elementos septenarios son el Kabiri, los siete Grandes Dioses Cósmicos, de quienes el séptimo y más alto, el jefe de los otros seis, es el Logos […]. Sus subidivsiones son los Cuarenta y Nueve Fuegos Sagrados que «son todos ellos estados de Kundalini». El […] Logos es idéntico a […] Agni, el «hijo primogénito de Brahma», «el primer elemento o la primera Fuerza producida en el universo». [Agni] tiene primero que todo tres hijos: Pavaka (Fuego Eléctrico), Pavamana (Fuego por Fricción) y Shuchi (Fuego Solar). Antes de dar a luz a los Cuarenta y Nueve Fuegos Sagrados, Agni se convierte en tres y después en siete, porque, como dijo Subba Row, cada vez que siete entidades son mencionadas en «la ciencia oculta antigua de la India», uno debe suponer que «esas siete entidades vinieron a la existencia a partir de tres entidades primarias y que estas tres entidades, surgieron a su vez de una sola entidad», justo como «los siete rayos de color en el rayo solar surgen de tres rayos de color primarios». […] Agni, Fuego, no es el cuarto Elemento sino el Fuego Supremo, el Espíritu «más allá de la Naturaleza Manifestada», la «Divinidad en su presencia subjetiva a través del universo».
Configuración Trinitaria y Septenaria del Universo
El fuego, el aire, la tierra y el agua, constituyen los cuatro elementos que constituyen las primeras moléculas etéricas del mundo físico; y ahí empieza el trabajo del mago, para adueñarse del secreto que subyace más allá de estas entidades. Creíamos antaño, que la tradición manifestada, por ejemplo, en los libros infantiles era un romanticismo de ciertos aventureros del espíritu, sin darse cuenta de que aquellos que habían escrito aquellos cuentos, aquellas novelas románticas para los niños estaban revelando el secreto del 4º éter del Plano Físico, donde se agitan gozosamente —tal como se dice en los libros esotéricos—, los gnomos o los enanitos de la tierra, los espíritus más bajos del orden conceptual físico; las ondinas de las aguas, los agnis del fuego y las sílfides del aire; y están ahí, cuando enciende cualquier bombilla, cualquier luz, tenemos la manifestación de los agnis; cuando bebemos agua estamos introduciendo en nuestros cuerpos una serie de elementos dévicos del 4º éter que constituyen el líquido elemento; cuando respiramos inhalamos sílfides o silfos en cantidad prodigiosa, son una especie de partículas eléctricas que a veces pueden ser reconocidas a simple vista cuando el observador está atento en un día soleado, y cuando existe la práctica de la visión, incluso cuando está nublado, porque están siempre ahí. Y la tierra, se han preguntado Uds. alguna vez el milagro que supone el crecimiento de una planta, cómo surge de las entrañas de la tierra, cuál es esta fuerza misteriosa que impele a la actividad, a la búsqueda de la luz del Sol y de sus calores radiantes, si no es tras la existencia de unos elementos dinámicos que están constituyendo todos y cada uno de los elementos que constituyen el suelo y cada una de las capas geológicas de la Tierra. Respirar un aire atmosférico puro en el bosque o en el campo, fuera del ruido de las ciudades, el ponerse en contacto con el reino vegetal, el sentirse acariciado por la brisa, o sentir las caricias del agua en la piel, es estar en contacto con devas, en contacto con estos elementos de los mundos invisibles, pero si ahondamos en el estudio, veremos que cada uno de estos cuatro elementos dévicos que constituyen los cuatro elementos conocidos están comandados por Devas Superiores; hay ondinas de categoría superior que comandan una indescriptible serie de pequeñas ondinas de las aguas, y en los océanos podemos contemplar —utilizando una clarividencia superior—, a los Grandes Neptunos que constituyen las grandes concentraciones acuosas, que constituyen el mar y los océanos. Si tuviésemos esta vista, que tenemos que desarrollar progresivamente, nos daríamos cuenta del tremendo poder de los agnis que surgen del Centro Místico de la Tierra que son el Kundalini Planetario, que venciendo las capas geológicas del suelo están irrumpiendo al exterior a través de los volcanes, o los silfos que existen también en las entrañas de la Tierra constituyendo las corrientes telúricas, que ayudando a los agnis permiten las erupciones volcánicas y los terremotos. Una tormenta con gran aparato eléctrico —como se dice usualmente—, es una conjunción entre los agnis del Espacio y las sílfides o los grandes silfos. Por sus frutos los conoceréis, porque el sentirse acariciados por una brisa suave, por ciertas sílfides del aire, no es lo mismo cuando existe una potente concentración de sílfides del aire comandadas por los Grandes Silfos del Espacio, unas entidades de categoría superior, algunas de cuyas familias intervienen junto con el Logos Planetario cuando se confieren las Grandes Iniciaciones. Por lo tanto, existe un desarrollo dévico igual que existe un desarrollo humano. – MOP: Los tres axiomas de la Magia
Uno encuentra estas mismas ideas en las cosmogonías hindúes y en el Kabala. […] En los Puranas hindúes, se dice que el sonido es la primera producción de Akasha (el séptimo principio cósmico del universo). Esotericamente, el Sonido en este caso es la Palabra divina o Logos. «El Sonido no es ningún atributo de Akasha, sino su correlación primaria, su manifestación primordial, el LOGOS o Ideación Divina»
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