¡OṂ, Yo ruego que no todos los Arhats logren la dulce fruición del sendero Nirvāṇico!
¡OṂ, Yo ruego que el Nirvāṇa-Dharma no sea alcanzado por todos los Buddhas! A
A “Invocación a los Buddhas de Confesión” en el Sūtra de los Tres Cúmulos, I, iii.
– H. P. B., La Voz del Silencio, II, § 305-306.
A Buddha a menudo se le describe como poseedor de “tres cuerpos”: Dharmakāya, Sambhogakāya y Nirmāṇakāya.
El Dharmakāya es la encarnación del Dharma, siempre alumbrando, siempre iluminando arboles, hierba, pajaros, seres humanos y demás, siempre emitiendo luz. Este es el Buddha que predica ahora y no hace dos mil quinientos años. En ocasiones lo denominamos Buddha Vairocana, el Buddha ontológico, el Buddha Primordial, como centro del Universo.
El Sambhogakāya es el cuerpo de gozo. Como Buddha practica la atención vigilante, dispone de paz, alegría y felicidad inconmensurables, podemos entrar en contacto con su cuerpo de gozo, en ocasiones llamado cuerpo de disfrute o cuerpo de recompensa. El Sambhogakāya representa la paz y felicidad de Buddha, el fruto de su práctica. Cuando se practica la atención vigilante, en nuestro interior disfrutamos del fruto de la práctica. Nos sentimos felices y tranquilos y esa felicidad y tranquilidad se irradian a nuestro alrededor de manera que puedan ser disfrutadas por los demás. Al hacerlo así enviamos muchos Sambhogakāyas al mundo a fin de ayudar a aliviar los sufrimientos de los seres vivos. Cada uno de nosotros cuenta con la capacidad de transformar a muchos seres vivos si sabemos cómo cultivar la semilla de la iluminación (Tathāgatagarbha) en nuestro interior.
Śākyamuni, el Buddha histórico, es el Nirmāṇakāya, el cuerpo de transformación, un rayo de luz enviado por el sol del Dharmakāya. Quienes están en contacto con Vairocana –el Buddha Primordial, también lo están con Śākyamuni –el Buddha histórico. Pero si ese rayo no nos es aparente ello no significa que debamos preocuparnos. El sol sigue estando ahí. Aunque no podamos escuchar directamente a Śākyamuni, si estamos lo suficientemente abiertos escucharemos a Vairocana. Además, son muchos los Buddhas de transformación que exponen, a través de sus medios hábiles, el mismo Dharma: los árboles, pájaros, bambúes y crisantemos amarillos están predicando el Dharma que Śākyamuni enseñó hace dos mil quinientos años. Podemos estar en contacto con él mediante cualquiera de ellos. Es el Buddha viviente, siempre disponible.
En el cristianismo, a la voluntad divina se le denomina “Misterio”, mientras que su incomprensión, que tiende a generar sufrimiento, suele ser descrita como oscuridad. En muchos sūtras buddhistas, todo el mundo presente en la asamblea experimenta gozo cuando son tocados por los rayos de luz emanados por Buddha. En el buddhismo, la palabra avidyā, ignorancia, significa literalmente “ausencia de luz”. Vidyā, comprensión, está hecha de luz.
– Thích Nhất Hạnh. Buddha viviente, Cristo viviente, 129-30.
Los tres cuerpos Búddhicos o formas se denominan:
1. Nirmānakāya
2. Sambhogakāya
3. Dharmakāya
La primera —la vestidura Nirmānakāya— es esa forma etérica que uno asumiría cuando al dejar su cuerpo físico uno apareciera en su cuerpo astral —teniendo adicionalmente todo el conocimiento de un Adepto. El Bodhisattva lo desarrolla en si mismo a medida que procede en el Sendero. Habiendo alcanzado la meta y rehusado su fruición, permanece en la Tierra, como un Adepto; y cuando muere, en vez de ir al Nirvāṇa, permanece en ese glorioso cuerpo que ha tejido para si mismo, invisible para la humanidad no iniciada, para velar por ella y protegerla.
Sambhogakāya es lo mismo, pero con el lustre adicional de “tres perfeccionamientos”, uno de los cuales es la completa obliteración de todo cuanto concierne a la Tierra. A
El cuerpo Dharmakāya es el de un Buddha completo, es decir, que no es para nada un cuerpo, sino un aliento ideal: Conciencia fundida en la Conciencia Universal, o Alma desprovista de todo atributo. Una vez un Dharmakāya, un Adepto o un Buddha se deja tras de sí toda posible relación con esta Tierra, o cualquier pensamiento acerca de ella. Es por esto que, para ser capaz de ayudar a la humanidad, un Adepto que ha ganado el derecho al Nirvāṇa, en terminología mística “renuncia al cuerpo Dharmakāya”; guarda solamente el gran y completo conocimiento del Sambhogakāya, y permanece en su cuerpo Nirmānakāya. La escuela esotérica enseña que Gautama Buddha junto con varios de sus Arhats es un Nirmānakāya de este género, y que no se conoce ninguno que sea más elevado que él por razón de su gran renuncia y sacrificio en bien de la Humanidad.
– H. P. B., La Voz del Silencio, III, n. 34.
A Los Senderos son dos –Ético y Contemplativo–; los Perfeccionamientos tres –Concentración imperturbable, Visión serena y Conducta pura–; seis son las Virtudes que transforman el cuerpo en el fruto del Árbol del Conocimiento –el Adepto.” – H. P. B., La Voz del Silencio, II, § 103.
Así emerge el ser humano, un hijo de Dios encarnado en la forma, con una mano, como dice El Antiguo Comentario, aferrada firmemente a la roca de la materia y la otra sumergida en un mar de Amor. Una antigua escritura lo expresa de esta forma:
Cuando la mano derecha del hombre material toma la flor de la vida y la arranca para él, la mano izquierda permanece vacía.
Cuando la mano derecha del hombre material toma el Loto Dorado del alma, la izquierda desciende buscando la flor de la vida, aunque no lo hace para fines egoístas.
Cuando la mano derecha sostiene firmemente el Loto Dorado y la mano izquierda toma la flor de la vida, el hombre descubre que es la planta de siete hojas que florece en la Tierra y también ante el Trono de Dios.
– AAB/DK, Psicología Esotérica, Vol. 1, 71.
El Agni Yoga –o Yoga del Corazón– no lleva a la aniquilación de la mente, aún cuando esta haya decrecido aparentemente tanto que sus fronteras han prácticamente desaparecido del alcance de la visión normal y objetiva del Pensador, sino que la ha elevado a su propia y absoluta integridad abstracta, en aquellas zonas de misterio dentro de las cuales el silencio es total y carece de cualidades perceptibles y en donde existe únicamente paz e integridad. Es por tal motivo que el Yoga de la Síntesis –o Ciencia del Corazón–, invita a pensar más allá de la mente a todos aquellos que de una u otra manera han oído resonar la Voz del Silencio en su interior y están capacitados, por tanto, para reproducirlo y exteriorizarlo a través de los mecanismos variados de la conciencia.
– VBA. Introducción al Agni Yoga, 114.
Las líneas supremas del Agni Yoga pueden ser configuradas desde tres ángulos distintos, aunque absolutamente complementarios:
(a) el de la serena expectación mental;
(b) el de la perfecta adaptabilidad psicológica;
(c) el de la profunda atención hacia los hechos que se producen en el devenir de la existencia.
– VBA. Introducción al Agni Yoga, 51.
Vestidura | Cuerpo | Atributo | Tres Perfeccionamientos | Práctica Contemplativa | Práctica Ética |
Dharmakāya | C. de la Verdad | Atención Plena | Concentración imperturbable | Profunda Atención | Olvido de uno mismo |
Sambhogakāya | C. de Gozo | Paz y Felicidad | Visión serena | Serena Expectación | Inofensividad |
Nirmāṇakāya | C. de Transformación | Medios Hábiles | Conducta pura | Perfecta Adaptabilidad | Correcta palabra |
Los Tres Perfeccionamientos (Concentración imperturbable, Visión serena y Conducta pura) se logran a través de la Prácticas Contemplativa (Profunda Atención, Serena Expectación y Perfecta Adaptabilidad) y Ética (Olvido de uno mismo, Inofensividad y Correcta palabra) aplicadas conjuntamente, y se muestran como los Atributos (Atención Plena, Paz y Felicidad, y Medios Hábiles) de los Tres Cuerpos (Verdad, Gozo y Transformación) o Vestiduras (Dharmakāya, Sambhogakāya y Nirmāṇakāya). – LAHR
En preparación para el Festival de Wesak 2024.
Plenilunio de Tauro, 23 de abril de 2024.