Queridos hermanos percibo una Visión que me guía,
como en la negra noche lo hace la luz de la estrella mía:
¡Veo una tierra unida por el dorado lazo de un solo corazón,
el cual rebosa pleno de Unión, Libertad y Comprensión!
Un gran Corazón Iberoamericano es la Visión,
que me inspira y guía con paso firme cada día.
Un corazón maduro, jubiloso y henchido de alegría,
al verse coronado por la Rosa Blanca de la Compasión,
que a manera de perfumado cáliz recibiría,
el dulce néctar de la Nueva Gran Dispensación.
El fruto del servicio compartido es su materialización,
así como el Verbo original su verdadera poesía.
A los dedicados servidores mundiales como miembros tendría,
a todos quienes utilizan en favor de los muchos la intuición,
y acallan los sollozos que surgen de la intensa agonía,
a través del uso constante de la Gran Invocación.
¡Una sola Iberoamérica, un solo corazón!
Una inmensa Red que el Maestro utilizaría
para seguir adelante con la Exteriorización,
y con el resto de los Planes de la Jerarquía.
– LAHR